Por: Daniela Fernanda Ariza Maffiold
Gritos que claman por prácticas “al favor” de algo “muy otro”;
prácticas como pedagogías-metodologías de creación, invención,
con-figuración y co-construcción -del qué hacer y cómo hacer- de luchas, caminares y
siembras dentro de las fisuras o grietas del sistema
capitalista-moderno-colonial-antropocéntrico-racista-heteropatriarcal.
Carta a Paulo Freire - Catherine Walsh
Terapia comunitaria: retazos en sinergia
Llegan las 3 de la tarde, el cielo nublado como de costumbre por estas fechas del año, el viento, el olor a lluvia, el bullicio de los transeúntes, son característicos de un espacio que en medio de la coyuntura que se vive a nivel nacional, sirve de puente para aquellos que se refugian en las formas otras de resistir. La peatonal de la Universidad del Quindío se ha convertido en un foco de arte aglutinante y narrativas sensibles.
El tiempo pasa y la lluvia con fuerza arrasadora interviene. Sin embargo, eso no frena la llegada esperada de los convocados, quienes se refugian en locales aledaños y refuerzan el sentido de solidaridad que invade este tipo de espacios. Es por ello que, la terapia comunitaria sirve de pretexto desde su accionar crítico-reflexivo para tejer el encuentro activo con aquellos que desde la interferencia coinciden, desde su lugar de enunciación. No se trata, por tanto, de una actividad diseñada para una población en específico, por el contrario, supera el umbral de lo selectivo y cual colcha de retazos hilvana en medio de la diversidad de relatos y vivencias.
Entre relatos, cantos y sentires
Siendo las 4 de la tarde se da inicio a la terapia, partiendo de los motivos que apremian celebrarse desde la agencia propia, en ese orden de ideas, brotan mensajes de esperanza, la emoción de lo colectivo, entre otras razones que emergen desde la micro experiencia, mientras cada uno a través de retazos en sinergia construye un escenario de comprensión, risas y juego. En últimas, la rueda es un espacio seguro, que nace de la realidad del sujeto y converge con la posibilidad de empatía grupal, ya que a veces en medio de las vicisitudes olvidamos lo común: la riqueza de lo simple que nos une desde la naturaleza humana.
Circulo de la palabra: ancestralidad, un rito de retorno a la raíz…
Entre rostros que intercambian miradas, ante el imperativo de emergencia sanitaria que sentencia distancia como mecanismo de bioseguridad, se esconden saberes ancestrales que guiarán las intervenciones en el círculo de la palabra. La medicina ancestral acompaña la oralidad que se fecunda desde el inicio del ejercicio, transitando por la memoria convertida en canción. La coca, como femenina y el tabaco, como masculino, sientan las bases del palabreo “sentimiento, emoción y conocimiento”.
El “abuelo”, Bahamar Rivera, recuerda en medio de la narrativa, la fragilidad que ronda lo humano y se tejen entre humo y coca la pervivencia política de lo real a través del rito. La abuela y sahumadora, Deyanira Susa, transita por cada uno de los partícipes limpiando y solicitando a los espíritus que allí habitan el acceso a un lugar seguro y protegido para despejar el camino que se propone instituir en el círculo de la palabra.
No solo se trata de la palabra, haciendo alusión a lo humano, es necesario reconocer que la comunicación converge con otros medios que posibilitan el entendimiento desde el arte, la cultura con sabor particular a territorio desde Pan Rebelde y la interdisciplinariedad corporeizada en lo colectivo.
Finalizar la tarde en medio del susurro de lo pactado, de las grietas que cobran sentido propio en medio de lo caótico, es reivindicar el lenguaje de las aves, la fuerza de la tierra desde la semilla que se teje en el camino a lo posible.
“Las disyuntivas gestan conexiones en medio de la coyunturalidad”
Fotos fuente: Archivo personal @angienatalia564
*Esta experiencia fue una iniciativa de profesores y estudiantes del programa de Trabajo Social de la Universidad del Quindío bajo la coordinación de Leidy Carolina Cardona, Natalia Berrío y Eider Salgado.
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