Foto: Guillermina Hernández, líder fundadora ADC Merquemos Juntos QEPD. Fuente: Contacto FESCOL
Colaboración especial* por: Daniela Suárez Rivera**
* Las opiniones expresadas en las colaboraciones especiales no comprometen la posición de BuenaGente Periódico ni de su equipo de voluntarios y aliados.
En el panorama nacional, son diversos los desafíos que presenta la construcción de paz en las diferentes regiones de nuestro país, algunas de ellas históricamente epicentro del conflicto armado en Colombia. Entre estos se encuentran la aparición de nuevos grupos armados, diversos propósitos para continuar la guerra, los asesinatos de líderes sociales y la cuestionada voluntad política del Gobierno Nacional para dar cumplimiento a los acuerdos de paz firmados con las FARC en el 2016.
Ante este panorama, Buena Gente Periódico quiere resaltar el papel de las víctimas del conflicto y cómo a través de la resistencia y la organización colectiva se han logrado —desde hace mucho tiempo y en diferentes territorios— construir procesos comunitarios. Y cómo, para hacerle frente a la guerra, han encontrado en la unión la fuerza para continuar tejiendo socialmente sus comunidades.
Foto: De izquierda a derecha: Lucía, Argelia y Guillermina. Argelia fue una de las beneficiadas por a iniciativa de microcrédictos. Fuente: Contacto FESCOL
Tal es el caso de la Asociación de Desarrollo Comunitario (ADC) “Merquemos Juntos” reconocida como Premio Nacional de Paz en 2011. Este logro fue gracias a su capacidad de liderazgo, gestión económica y social en las comunas nororientales de Barrancabermeja-Santander, cuando el conflicto armado era pan de cada día para sus habitantes.
El origen de la asociación se remonta al año 1992, con un grupo de once mujeres cabeza de hogar que se reunieron principalmente para buscar la forma de proteger de la violencia a sus familias. También, para priorizar la solución de otras problemáticas que había en el momento, como el abastecimiento de la canasta familiar, el acceso a la salud, a un empleo digno y a la educación.
En entrevista Lucía García Quintero, quien se desempeñó durante varios años como tesorera de la asociación, le contó a Buena Gente Periódico sobre los inicios de “Merquemos Juntos”:
Comenzamos entre nosotras reuniendo de a 200 pesos, que era en ese entonces lo que gastábamos en el almuerzo diariamente. Con lo que se recogía se madrugaba a la plaza de mercado Torcoroma a las tres de la mañana, incluso bajo las balas, a veces, nosotras decíamos que no importaba si era aguacero de balas o el aguacero normal, pero nunca pensábamos en devolvernos. Fuimos a mercar directamente a los camiones, la sorpresa era lo económico que resultaba y tuvimos el aprendizaje más grande, que en conjunto lográbamos comprar con lo que se mercaba para un día el mercado para ocho días de cada familia.
Foto: Lucía García en entrevista a porpósito del Premio Nacional de Paz en 2011. Fuente: Contacto FESCOL
De esta manera, la asociación logró abrir camino en la comunidad hasta llegar también a dar beneficios de microcréditos a familias y microempresas; además de influir en el empoderamiento económico de las mujeres, pues aproximadamente el 75% de esos créditos han sido manejados por ellas. “Merquemos Juntos” también realiza un acompañamiento donde se les enseñan fundamentos básicos de contabilidad a las personas que adquieren los créditos, brindando información sobre cómo separar sus costos y gastos e implementando otras estrategias que les pueden ayudar en sus negocios.
Lucía comenta que más adelante, la asociación también creó el Fondo de Ahorro y Crédito Juvenil Estudiantil. Gracias a eso al día de hoy ninguno de los hijos de la familia de “Merquemos Juntos” perteneció a la guerra, pues lograron que muchos de ellos fueran a la universidad y así quitarle a los grupos armados, jóvenes que quizás veían a dichos grupos como una alternativa económica para ayudar a sus familias.
Empezamos nosotros diciéndole a los niños que debían ahorrar, también iniciaron con 200 pesos. Algunos de estos niños vendían mandarinas y vikingos en las calles, con eso o con lo poquito que los padres podían darles a otros para el descanso, empezaron el ahorro
Foto: Plata panificadora impulsada por ADC Merquemos Juntos. Fuente: Semana.com
En el año 2006, gracias a la embajada de Suiza, obtuvieron un capital semilla para el apoyo de todos los jóvenes de Barrancabermeja, gracias a lo cual se lograron graduar más de 150 de ellos. También, tuvieron por algún tiempo un restaurante comunitario. Con esta “Olla comunitaria” —así la llamaron en un inicio— lograron alimentar a varios niños de familias que más lo necesitaban. Sin embargo, no pudieron continuar con la iniciativa por falta de presupuesto para obtener un terreno propio, en donde pudieran hacer funcionar la planta de alimentos que tenían en ese entonces.
Como muchas otras iniciativas y organizaciones de víctimas, “Merquemos Juntos” también tuvo que enfrentarse a diversas amenazas y hostigamientos por parte de los grupos armados que se encontraban en la zona del Magdalena Medio: las FARC, el EPL, el ELN y los Paramilitares. Uno de los hechos más recordados se dio el 2 de marzo del 2002, cuando la líder fundadora de “Merquemos Juntos”, Guillermina Hernández, fue avisada por el sacerdote de la parroquia acerca de un posible atentado contra ella, por lo que sería mejor que no asistiera a la iglesia. Lucía añade:
La estaban esperando, si hubiera ido en la tarde la habrían matado. Supimos porque al padre de la parroquia esa tarde —el domingo a las 6 de la tarde— antes de iniciar la misa, le llegaron algunas gentes al despacho parroquial y le dijeron que iban a matar a doña Guillermina y él enseguida se fue a la casa de ella a decirle que se escondiera.
Foto: Taller de confecciones impulsado por ADC Merquemos Juntos. Fuente: Contacto FESCOL
Aunque en ocasiones las mujeres pensaron que lo mejor sería la disolución de la asociación, supieron que, frente a la situación de violencia, desempleo y necesidad de reparación a las víctimas de desaparición y desplazamiento forzado en Barrancabermeja, era necesaria la continuación de iniciativas de paz como “Merquemos Juntos”. Al respecto Lucía reflexiona:
Esa violencia fue tan dura que llegó el momento en que si una señora vivía en el nororiente y se iba a trabajar a una casa del Rosario o de Palmira y los empleadores sabían que vivía en el nororiente, no le daban el trabajo. Fue una situación muy difícil y todo esto conllevó a que nosotras nos uniéramos, hiciéramos este trabajo y que aún hoy podamos decir que todo el tiempo hemos trabajado por la paz. Y si no hacemos una paz así, y si no luchamos por una paz donde la gente pueda tener su comida, pueda tener su vivienda digna, pueda trabajar y proveer sus necesidades nunca habrá paz. Porque una paz con hambre no dura, una paz sin empleo no dura y una paz sin derechos humanos no llegará nunca.
Es así como la fortaleza, la templanza y el anhelo de construcción de paz en diferentes comunidades ha permitido que iniciativas como ADC “Merquemos Juntos” continúe con su trabajo y desarrollo comunitario. Finalmente, siempre pensando en la gran oportunidad y necesidad de desarrollar acciones pacifistas con justicia social en nuestro país.
** Comunicadora Social – Periodista; danisuariv@gmail.com.
Fotos Galería: Fachada sede Mequermos Juntos Fuente. Merquemos Juntos